Está claro que la fotografía forma parte de nuestra vida cotidiana, pero entendemos realmente su función?
Susan Sontag afirma que cuando sentimos nostalgia tomamos una fotografía.
Podemos estar seguros de que el acto fotográfico esta lleno, desde su momento inicial, de nostalgia, ya que entendemos que ese momento no va a volver a suceder. Que ese momento acaba de terminar, y que por mas que el espacio-tiempo pueda seguir siendo parecido, ya no es el mismo. Pero nos queda una especie de souvenir, un recordatorio del paso del tiempo. Esta condición de la fotografía que Sontag propone me remite al tópico “memento mori”, que nos recuerda la fugacidad de la vida. Creo que en la fotografía existe esta cualidad, de retratar de alguna forma a personas que vamos a ver envejecer, y que nunca van a volver a estar como en aquella fotografía alguna vez capturada. Es una forma de apropiarse de un momento, una forma de archivar, recordar personas, lugares que cambian o ya no están.
Quizás es una evolución de la manera de relatar. Antes se utilizaban los relatos para conocer a nuestros ancestros, nuestra cultura. Se utilizaban pinturas rupestres murales o retratos. Hoy utilizamos la fotografía para documentar, guardar y atesorar.
Es curioso incluso la función talismánica que parece poseer la fotografía. Esta costumbre de los abuelos de tener las fotos de los nietos en el portamonedas. Fotografiar es dignificar, es otorgar importancia. Quiere decir que en ese momento supimos apreciar algo que nos cautivó. Será que la foto vino a remplazar a los objetos antiguos para tener mas “ espectros de papel “, y “cápsulas de información”? Si no fotografiamos un lugar, es casi como si no hubiéramos ido. Es la foto la evidencia, el recordatorio narcisista de que existió ese momento y nosotros fuimos participes. Susan Sontag está en lo correcto cuando afirma que “las fotografías insinúan comprender el mundo, pero en realidad lo que proponen es coleccionarlo”. Como si no confiáramos en nuestra memoria. Como si tuviéramos miedo a vivir sin recordar.
Pienso enseguida en Vivian Maier, y en su compleja personalidad. Le doy vueltas intentando entender porque proliferaba fotografías, y enseguida recuerdo su desorden obsesivo compulsivo de acumulación. Todo cobra sentido. Ella acumulaba recuerdos, momentos, fueran estos periódicos arrumbados, notas de la tintorería o cientos de películas sin revelar. Porque lo haría si ni ella, ni nadie, iban a ver esas fotografías? Sería, yo creo, una necesidad, una manera de saber que ese momento, en algún lado, aunque nadie lo viera, estaba siendo guardado, congelado eternamente.
Por otro lado, no estoy segura de coincidir con Susan Sontag que cree que la foto causa impacto si muestra algo novedoso. Creo que esto es cierto, pero no es una condición. Pueden ser muchos los factores que causen interés en una fotografía. Sin embargo, estoy mas de acuerdo con lo que menciona mas adelante. Que la cuestión no es si es algo novedoso sino la forma de verlo, de una manera en la que nunca antes lo habíamos visto.
Es por eso que la fotografía, es en su gran parte una mentira, y quizás un buen fotógrafo sea un buen mentiroso, así como sucede con la pintura. Son artes de interpretación de la realidad. Nos encontramos sujetos a la interpretación del fotógrafo, a lo que el creyó que era digno de fotografiar, y por supuesto la fotografía se encuentra sujeta a nuestra interpretación, a lo que queremos ver y entender de ella. A lo que nuestra imaginación deduce que esta sucediendo.
Podemos entonces ver la fotografía como un arte surrealista ya que es un duplicado de la realidad. Es demasiado extraño cómo podemos encuadrar un momento, seleccionarlo, y guardarlo para siempre. Es, es mi opinión, un acto casi mágico. No termino de compartir la idea de Sontag de que es surrealista porque “se produce a si mismo sin esfuerzo en cuestión de segundos”. Si bien es cierto que solo toma un instante para que la luz se impregne en la película, hay fotografías que pueden tardar días en tomarse. Como por ejemplo Alfred Stieglitz que tardó tres horas en esperar el momento oportuno para capturar “Quinta Avenida, invierno”.
¿Será lo que vuelve surreal a la fotografía el hecho de ser, como dice Sontag, un mensaje del tiempo pasado? ¿O es acaso como se menciona mas adelante el contraste social entre la realidad en la fotografía y de lo que sucede a su alrededor? ¿Será que la fotografía es una herramienta para descubrir una verdad oculta?
En mi opinión se trata en gran parte de capturar ese “momento decisivo” en donde todo esta en perfecta armonía o en perfecto desorden. En donde todos los elementos se sincronizan como una melodía. Es observar a través de la mirilla, y pensar: “Ahí no, ahí no, todavía no, después de que pase el auto, justo cuando el pájaro esté volando, justo cuando el vestido se mueva con el viento. Ahí es cuando.” Es como un león que espera asechoso el momento exacto en el cual empezar a correr a la gacela. Ni antes, ni después. Es congelar un momento que se hubiera perdido si no se hubiera tomado la fotografía. Como la fotografía “Derière la Garre Saint lazare“, en donde Bresson captura a un hombre saltando un charco para evitar mojarse. Es ese “instante decisivo” que capturó del hombre saltando, ni antes de saltar, ni una vez que cayo, es ese segundo donde esta elevado que Cartier Bresson disparó. Es un momento único en donde todos los elementos confluyen.
Como afirma Henri Cartier-Bresson : “La fotografía es, para mí, el impulso espontáneo de una atención visual perpetua, que atrapa el instante y su eternidad.”